Una persona culta es aquella (…) que sabe cómo elegir compañía entre los hombres [y mujeres], entre las cosas, entre las ideas, tanto en el presente como en el pasado. H. Arendt

lunes, 23 de noviembre de 2015

CON BREVEDAD: EL PROCESO DE INDEPENDENCIA EN CATALUÑA ES UNA TRAMPA


La trampa primera, grave donde las haya, es mantenerse enrocadas/os en que la independencia es un “mandato” de la ciudadanía en las últimas elecciones catalanas que Junts pel sí convirtió en un referéndum. Como consulta, la independencia no alcanzó ni tan siquiera el 50% de los votos favorables incluyendo a la CUP, la única opción que, además de Junts pel sí,  se había decantado por dicho proceso, aun mostrando importantes diferencias respecto a  dicha coalición formada por CDC y ERC.
Mantener el proceso de independencia, por tanto, es antidemocrático, la mayoría en diputados es consecuencia de una ley electoral española que prima a las mayorías y que en Cataluña han mantenido pese a tener competencias para elaborar una ley electoral propia.
La segunda trampa, que procede de algunos sectores de la CUP es vendernos la idea de que el proceso independentista no es nacionalista y compatible con el anarquismo. La creación de un nuevo Estado en Europa, nunca podrá ser compatible con el  anarquismo cuya idiosincrasia pasa por la eliminación de las instituciones que configuran el Estado, instituciones concebidas para disciplinar,  oprimir y  limitar la libertad. Convendría que aquellos que dicen estar orgullosos de ser anarquistas, como Antonio Baños, cabeza de lista de la CUP, pensaran en lo que significan dichas ideas, aun entendidas de manera abierta y flexible, y su actuación contradictoria  al negociar en los salones con Junts pel sí que han impulsado una política neoliberal hasta hoy mismo.
La rebelión no puede pasar por la maquinaria del Estado, ni siquiera de uno “pequeño” cuyos fundamentos son exactamente los mismos que los de mayor tamaño. Eso sin hablar de lo que significa el nacionalismo, fundamentado en la nación como núcleo de unión interclasista y defensor de rasgos identitarios siempre excluyentes. Luchar para erradicar todas las formas de la dominación es incompatible con envolvernos en una bandera nacional y con la construcción de un nuevo Estado.


viernes, 13 de noviembre de 2015

CULTURA DE LA EVALUACIÓN


La lectura de los libros de Byung-Chul Han, que aquí se han reseñado, y el interesante libro de JÉROME BASCHET, Adiós al capitalismo. Autonomía, sociedad del buen vivir y multiplicidad de mundos,  son la base de estas reflexiones personales en torno a la “cultura de la evaluación” que se está introduciendo en la educación (hablo desde la experiencia en mi centro docente de secundaria en Cataluña).

En los últimos años se nos está insistiendo mucho en que valoremos el rendimiento académico en base a los datos de aprobados y suspensos del alumnado. A la Administración, actualmente gestionada por CiU (o CDC, y quién sabe si también ERC e incluso la CUP), le interesa que los docentes asimilemos que los datos “cantan” y que el rendimiento académico son, exclusivamente, datos e información. Clasifican a los centros según los datos, mi centro es de tipología B, la información la proporciona el propio centro escolar y, por tanto, es “objetiva”, si tenemos muchos datos cuantificables, las causas y peculiaridades sobran. El “dataismo” es ciego a lo singular, a lo improbable, no le interesa esa riqueza (positiva y menos positiva) que cada docente enfrenta cada día en el aula. Pero los datos no son tan objetivos como la ideología neoliberal de la derecha de este país trata de hacernos creer.


La difusión de una “cultura de la evaluación” (cuantitativa y formal) no tiene otro objetivo que el de impregnar las conductas con este espíritu de competitividad permanente e impulsar a los agentes sociales a las obligaciones que derivan de esta situación. La competencia resulta ser una máquina ideal para conducir las conductas, pues hace que los individuos tengan que imponerse a sí mismos, por efecto aparente de su voluntad, las normas de comportamiento propias del sistema global en el cual se encuentran. Este dispositivo produce una heteronomía máxima bajo la apariencia de la mayor autonomía posible. Se basa en la interiorización de las normas y la movilización intensificada  de las voluntades de tal suerte que constituye una herramienta de producción del conformismo social tremendamente eficiente.


A esto se añade la dramatización de las situaciones de competencia, el principal incentivo de integración social es más bien la angustia de no quedar “fuera”, es la gobernanza mediante el miedo. Si no aprobamos al nº de alumnos/as que marca nuestra tipología se amenaza con que el profesorado, por ejemplo, puede no cobrar sexenios o el centro puede recibir menos ingresos y bajar de tipología.

Dejarnos imponer esta “cultura de la evaluación” nos introducirá en una forma de entender la enseñanza pública basada solo en el índice de aprobados para que los políticos/as puedan hacer una rueda de prensa en la que certifiquen que el nivel de la enseñanza es homologable al de los países más avanzados siendo inexacto. Aceptaremos que somos los docentes los culpables de los malos resultados y no la falta de inversiones y los recortes y, por último, entraremos en la competencia con otros centros escolares para “vender” mejor nuestro producto, perdón, nuestro centro, a través de una subordinación generalizada de la educación a la lógica de la economía neoliberal imperante.


martes, 3 de noviembre de 2015

LIBERTAD ¿LA NUEVA MERCANCÍA?

El viaje a Berlín con alumnos/as de 2º de Bachiller me llevo a pensar en un filósofo que me interesa especialmente y que vive en esta ciudad alemana, me refiero a Byung-Chul Han. Todos sus libros me parecen interesantes porque diseccionan la sociedad actual con una lucidez y clarividencia envidiables. De todos ellos el que me dejó más inquieta fue el de Psicopolítica, algunas de sus ideas llevan rondándome por la cabeza desde que lo leí hace unos meses. Si alguien le interesa conocer a este filósofo quizás le interese el texto que publiqué en esta mi casa y en la revista Libre Pensamiento: La revolución del idiotismo”.











                                                  BARRIO DE KREUZBERG
Quizás uno de los valores que para mí es más importante es la libertad del ser humano y la autonomía de pensamiento y de acción que de ella se deriva. Mis últimas lecturas sobre lo sucedido en la década de 1930 y durante la llamada “Guerra civil europea”, han provocado en mí, serias dudas respecto a la posibilidad de supervivencia de la “vieja” libertad defendida como bandera en numerosas revoluciones contemporáneas. Y es que, como señala Han, se abandona la libertad en el momento en que el capital se erige en una nueva trascendencia, en un nuevo amo. Ya no trabajamos para nuestras necesidades, sino para el capital que  genera sus propias necesidades, que nosotros/as, de forma errónea, percibimos como propias. El neoliberalismo convierte al ciudadano en consumidor y la libertad de la ciudadanía  cede ante la pasividad del consumidor.

MURO DE BERLÍN. EAST SIDE GALLERY
En un momento de elecciones, en Cataluña especialmente, este planteamiento se puede aplicar a la política ya que ésta  acaba convirtiéndose en esclavitud, en esbirro del capital. Los nuevos partidos, los nuevos políticos, “jóvenes que vienen de los movimientos sociales”, con sus camisetas con mensaje sintético y barbas o abalorios diversos, colaboran en este montaje. El votante es un consumidor, no tiene un interés real por la política, por la configuración activa de la comunidad. Solo reacciona de forma pasiva a la política, refunfuñando y quejándose, igual que el consumidor ante las mercancías y servicios que le desagradan. El político/a con su nuevo estilo descamisado, al que se ha apuntado incluso el rígido Artur Mas para vendernos su “mercancía” de libertad y comunicación ilimitadas, en realidad impone, en cuanto “toca” poder, control y vigilancia.
La técnica propia del neoliberalismo adquiere una forma sutil, flexible, inteligente y escapa a toda visibilidad. El sujeto sometido no es siquiera consciente de su sometimiento. De ahí que se presuma libre. Más eficaz es la técnica de poder que cuida de que los hombres y mujeres se sometan por sí mismos al entramado de dominación. En lugar de hacer a las personas sumisas, intenta hacerlas dependientes.
Se elimina la decisión libre en favor de la libre elección entre distintas ofertas. El poder inteligente lee y evalúa nuestros pensamientos conscientes e inconscientes a través de lo que Han llama el “panóptico digital” (redes sociales, uso del correo electrónico y de los dispositivos digitales) en el que la mayoría, por lo menos del mundo occidental, se comunica intensamente y se desnuda por su propia voluntad. La entrega de datos no sucede por coacción, sino por  necesidad interna. Ahí reside la eficiencia del panóptico.

¿Dónde queda la libertad, la autonomía de pensamiento y de acción?

En fin, no quiero alargar más este soliloquio que de manera desordenada fue fluyendo mientras paseaba por museos, visitaba el campo de concentración de Schasenhausen y pateaba sus calles que tanta historia desprenden y tantas amenazas a la libertad manifiestan ayer… y hoy.