Una persona culta es aquella (…) que sabe cómo elegir compañía entre los hombres [y mujeres], entre las cosas, entre las ideas, tanto en el presente como en el pasado. H. Arendt

sábado, 29 de marzo de 2014

FRANKLIN D. ROOSEVELT

DOROTHEA LANGE

Hemos tenido que enfrentarnos a los tradicionales enemigos de la paz social: los monopolios empresariales y financieros, los especuladores, los banqueros sin escrúpulos, aquellos que promovieron los antagonismos de clase o el seccionismo y quienes se enriquecieron a costa de la guerra.
Todos habían llegado a pensar que el gobierno de Estados Unidos no era más que un mero instrumento al servicio de sus propios intereses. Ahora sabemos que un gobierno en manos del capital organizado es igual de peligroso que un gobierno en manos del crimen organizado.
Nunca antes habían estado esas fuerzas tan unidas contra un candidato como lo están en la actualidad. Su odio hacia mi es unánime y lo asumo satisfecho.

FRANKLIN DELANO ROOSEVELT, Discurso en el estadio de Madison Square Garden de Nueva York, 1936.

sábado, 22 de marzo de 2014

LOS JUDÍOS Y ALEMANIA

JURE KRAVANJA

Tuve la fortuna de conocer en una conferencia a Enzo Traverso y me gustó tanto que lo he seguido desde entonces a través de sus publicaciones. Escuché a este historiador en la Conferencia inaugural del Congreso Internacional celebrado en Barcelona en el mes de abril de 2009 bajo el título “Europa, 1939. El año de las catástrofes”.

En las notas que tomé de dicha conferencia hubo tres o cuatro ideas interesantes que me sorprendieron, además de su adscripción ideológica al movimiento de la Autonomía Obrera italiana.

Traverso habló de un ciclo de conflicto, la “Guerra de los Treinta Años”, que arrancó en 1914 y que tuvo tres etapas: la Iª Guerra Mundial, la Guerra Civil española y la IIª Guerra Mundial. Utilizó el término guerra civil europea para referirse a la IIª Guerra Mundial puesto que implicaba:

*La existencia de una guerra trascendida por conflictos ideológicos.
*Una guerra en la que no tuvo vigencia el derecho de guerra, ya que el objetivo era la destrucción del enemigo.
*Una guerra con gran implicación de la población europea (bloqueos económicos, depuración étnica, genocidio, bombardeos…).

Habló del totalitarismo compartido por el fascismo y el comunismo. De la grave equivocación de la izquierda al considerar el fascismo como una regresión al pasado, cuando se trataba de una ideología que resultaba de la modernidad y que era totalmente nueva.  De la ligazón existente entre franquismo y fascismo al compartir categorías mentales como el antimodernismo obscurantista, la contrailustración o el uso de la violencia en sentido higienista (modelo biopolítico), etc.


ENZO TRAVERSO, Los judíos y Alemania. Ensayos sobre la “simbiosis judío-alemana”.

Esta obra está dividida en cuatro partes: La “simbiosis judío-alemana”: mito y realidad, El judío como paria, La judeidad como Heimatlosigkeit: Joseph Roth, y El judío como parvenu.

Enzo Traverso niega la simbiosis judío-alemana desde dos supuestos: el rechazo de los alemanes a los judíos y el efecto de dicho rechazo en la crisis de identidad judía. Mientras los judíos llamaban a la integración en la cultura alemana, éstos los observaban con indiferencia puesto que solo estaban dispuestos a atribuirles rasgos negativos, negándoles su aportación y considerándolos extranjeros. El sufrimiento que causará el nazismo a los judíos y su extrañeza por tanto odio queda recogido en los fragmentos de Toller, Arendt y Levi.

Las figuras del paria  y del parvenu , de la mano de Hannah Arendt, aportan mucha luz sobre las reacciones que tuvieron los judíos en la historia moderna europea, y especialmente alemana.

JUDÍOS HABLANDO SOBRE EL SUFRIMIENTO DE SER JUDÍO EN LOS AÑOS CATASTRÓFICOS
ERNEST TOLLER

Ernst Toller:
 Si alguien me preguntara a quién pertenezco, yo respondería: me trajo al mundo una madre judía, Alemania me alimentó, Europa me formó, mi hogar (Heimat) es la Tierra, el mundo es mi patria (Vaterland).

Hannah Arendt:

Hemos perdido nuestro hogar, es decir, la familiaridad de nuestra vida cotidiana, Hemos perdido nuestra profesión, es decir la seguridad de ser de alguna utilidad en este mundo. Hemos perdido nuestra lengua materna, es decir, nuestras reacciones naturales, la sencillez de los gestos y la expresión espontánea  de nuestros sentimientos. Hemos dejado a nuestros padres en los ghettos de Polonia y nuestros mejores amigos han sido asesinados en los campos de concentración, lo que significa que nos han roto nuestra vida privada. 

PRIMO LEVI

Primo Levi:

Tenía la impresión, una vez más, de pasearme en medio de deudores insolventes [estas palabras las dijo al bajar de un tren que lo traía de Auschwitz en 1945, cuando deambulaba entre las ruinas de Múnich], como si cada uno me debiera algo y se negara a pagarme. Yo estaba entre ellos en un campo en Agramante, en medio de los señores. Pero había pocos hombres, muchos mutilados, muchos harapientos como nosotros. Me parecía que cada uno de ellos hubiera debido interrogarnos, descifrar en nuestro rostro nuestra identidad, y escuchar humildemente nuestro relato. Pero nadie nos miraba a los ojos, nadie aceptaba el debate; estaban sordos, ciegos, mudos, atrincherados en sus ruinas como en una fortaleza de olvido voluntario, aún fuertes, todavía capaces de odio y desprecio, todavía prisioneros del antiguo nudo de orgullo y culpa.

LA TRADICIÓN OCULTA: HANNAH ARENDT


Para H. Arendt toda la historia judía moderna está impregnada de la oposición entre dos tradiciones: los parvenu, judíos enriquecidos que obtuvieron éxito material y la ilusión de “respetabilidad” plegándose a las normas sociales dominantes; por otra una “tradición oculta” subterránea y discreta, representada por aquellos que no habían querido vender su alma y no habían aceptado representar el rol de parvenu, incluso al precio de encontrarse en la condición de paria.

El judío paria se definía por dos condiciones vinculadas a un entorno hostil y por cualidades subjetivas engendradas y desarrolladas por reacción a esta aversión externa. El desarraigo del paria se caracteriza como un estado de “acosmia”, es decir, de ausencia del mundo, que le obligaba a recrear su propio universo sobre la base de valores distintos de los dominantes en la sociedad. Pero lo que marcaba profundamente al paria era su falta de derechos, su estatuto de apátrida y de fuera de la ley: un hecho que le convertía en el chivo expiatorio y víctima de todas las crisis.

Pero el paria era también portador de un conjunto de cualidades subjetivas que constituían su riqueza y grandeza: sensibilidad extraordinaria para las injusticias, generosidad y falta de prejuicios, así como un gran respeto por todo lo que compete al espíritu. Pero también tendrían otras cualidades como la despreocupación, el humor, la inteligencia desinteresada, la independencia de juicio e incluso la tendencia a la “utopía”.

La sensibilidad del paria lo exponía a las aflicciones que se derivan de otro sentimiento eminentemente humano: la vergüenza. Ésta expresaba la imposibilidad de salir de la judeidad y, al mismo tiempo, la imposibilidad de vivirla como un hecho natural. Era también la vergüenza de la víctima frente a su verdugo, del oprimido frente al opresor o incluso la vergüenza de pertenecer al género humano. La vergüenza del paria provenía de su exclusión, de su imposibilidad de proyectar una sombra tranquilizante que lo precediera, como todas las personas respetables que tienen su sitio en la sociedad.

El paria, por desarraigado y apátrida, era un individuo sin ataduras, acostumbrado a mirar al mundo desde una vasta perspectiva y no desde un punto de vista nacional mezquino.

Ser un paria implicaba una elección consciente. El paria no solo era un excluido y un perseguido, era alguien que se sublevaba contra esa situación. Era un outsider, no encontraba su sitio en esta sociedad y no podía disolverse en la masa amorfa y atomizada que formaba la base social de los regímenes totalitarios.


sábado, 15 de marzo de 2014

ALMA MAHLER Y EL ESPIRITISMO


Leí hace tiempo  un interesante artículo de Manuel Vicent, titulado: “Alma Mahler, un óleo expresionista de Kokoschka”. He de reconocer que me impresionó esta bella mujer y sobre todo la afirmación de Vicent:
Comparados con ella, todos sus hombres fueron almas elevadas, sensibles pero débiles, atormentados por los celos. El pintor Kokoschka fue el único que consiguió destruirla por dentro, quemada con un viento de fuego.
Alma Marie había nacido en Viena en 1879, era hija del pintor judío Emil Jakob Schindler y, por su mansión desfilaban muchas celebridades. El primero que la besó, la desnudó, la dibujó y la conoció carnalmente fue Gustav Klimt. Después de Klimt vino el director teatral Burkhardt y otros, pero quien le dio el apellido fue Gustav Mahler. Este hombre, veinte años mayor que ella, le inspiró y lo metió en el torbellino de los celos con los primeros escarceos que tuvo con el arquitecto Walter Gropius, fundador de la escuela de Bauhaus.

Muerto Mahler la treintañera Alma se encontró con Kokoschka que fue llamado para pintarle un retrato. Se inició entre ambos una relación atormentada que duró tres años hasta el estallido de la Iª Guerra Mundial. Fue la primera vez que ella se sintió dominada, la pasión le llenó la vida pero le cortó las alas  y le destruyó por dentro. El trauma que sufrió Alma por aborto, libremente decidido por ella, de una criatura del pintor y la marcha de Kokoschka a la guerra, los alejó durante años.

Kokoschka, Alma Malher

Posteriormente se casó con Gropius y, finalmente, con el escritor Franz Werfel. Una mujer, decía Vicent, que fecundaba a los hombres, “una mantis religiosa que luego se los come, con el mismo ahínco furioso con que la rusa Lou Andrea-Salomé devoró a Rilke, a Nietzsche, a Freud y a otras piezas de semejante calibre”.

Alma Mahler huyo de los nazis con su último marido y se establecieron en Nueva York, donde tuvo contactos con el espiritismo. Y esos contactos me han hecho recordar un movimiento que en España, y especialmente en Cataluña, ejerció un papel fundamental en los procesos de modernización social generados desde el amplio campo del librepensamiento.

Allan Kardec

El espiritismo, tan olvidado por la historiografía reciente, es uno de los movimientos socioreligiosos más destacados en la Europa occidental en la segunda mitad del siglo XIX y primer tercio del siglo XX. Este movimiento se debe entender, aunque pueda causar sorpresa, como un movimiento racionalizador de acuerdo con los procesos de modernización de las sociedades industrializadas en el XIX, siguiendo los postulados de la Ilustración que potencian la existencia de un individuo libre y responsable a fin de llegar al mejor de los mundos posibles.  Se entiende aquí racional en el sentido weberiano de “coherencia lógica o teleológica de una actitud teórico-intelectual o ético práctica”, en la medida que pone de manifiesto su poder sobre las personas precisamente porque los propósitos racionales responden a tipos ideales elaborados a través de formas internamente coherentes que se deducen de presupuestos establecidos con firmeza.

Sobre esta base se comprueba que, en el proceso de racionalización espiritista, se intenta combinar sus valores distintivos como sistema conceptual integral con sus fines de transformación individual y colectivamente, ya que se aboga por un proyecto de modernidad que supere el liberalismo desde la emancipación social por tal como se ordena el mundo en todas las esferas de la experiencia cotidiana y se postula una explicación completa que abraza el orden terrenal y el celestial.
La cuestión está en aclarar  la manera como a partir de prácticas corporales que se pueden tildar de irracionales –la práctica de las médiums- se articula un importante movimiento de cambio que arraigó especialmente entre los trabajadores catalanes.

Amalia Domingo Soler

La suma de su opción a favor de la emancipación social y la realidad de que la mayoría de las médiums eran mujeres por lo que tenían un gran protagonismo dentro del espiritismo, dio lugar a la aparición de posiciones claramente feministas como las que se reflejan en la revista La Luz del Porvenir, fundada por Amalia Domingo Soler en 1879.

Me encontré el espiritismo por sorpresa cuando investigaba a una mujer anarquista, Teresa Claramunt, y el movimiento librepensador en el que participó. Me sorprendió, pero enseguida pensé que no era la primera corriente religiosa lanzada al campo de la heterodoxia ya que desde la Edad Media hay múltiples muestras de ello. Enseguida constaté la relevancia de este movimiento dentro del anarquismo y, en general, dentro del movimiento obrero. El autor que ha escrito más sobre el espiritismo es Gerard Horta (con el que compartí mesa en una conferencia hablando de librepensamiento hace pocos años) y en su obra está basada esta pequeña reflexión a la que me ha impulsado Alma Mahler.

sábado, 8 de marzo de 2014

DESDE EL MARGEN, HACIENDO HISTORIA. 8 DE MARZO 2014

MANIFESTACIÓN EN BARCELONA

No tengo vocación de historiadora marginal, pero desde el margen es más fácil acercarnos al conocimiento de la historia sin construir mitos. José Álvarez Junco publicó el pasado domingo día 2, en El País, un artículo interesante titulado “Historia y mito” en el que afirmaba que hay dos formas radicalmente distintas de acercarse al conocimiento del pasado. La primera se basa en pruebas documentales que se interpretan a la luz de un esquema racional; el segundo quiere dar lecciones morales. Me pregunto ¿cuánto hay de motivación ideológica, y cuánto de dependencia económica, para que un historiador/a opte por dar lecciones morales al servicio del poder político  o de otros poderes?

En todo caso, desde el margen, solo tengo que combatir con la motivación ideológica para alcanzar el mayor grado de objetividad histórica y eso es lo que intentaré mantener en este texto sobre esa fecha que tan irrelevante parece hoy, dado el panorama político y económico actual.

CLARA CAMPOAMOR

Puesto que en este espacio prefiero observar el presente desde el pasado, me dio por pensar en los logros y avances que supuso la legislación de la II República (1931-1936) para las mujeres. Un discurso de género, como el de la domesticidad, vigente durante todo el siglo XIX y hasta 1931, no se desmonta solo con leyes, pero es indudable que la Constitución republicana supuso un importante varapalo para dicho discurso. La guerra civil (1936-1939) abrió importantes brechas que, en la zona en la que se impulsó un proceso de revolución social, dieron otro profundo varapalo a qué se entendía por ser mujer desde el discurso de la domesticidad. La derrota y el franquismo reinstauraron dicho discurso que no volvería a ponerse en cuestión hasta la actual Constitución (1978).

Contando años, las mujeres solo hemos vivido 41 años bajo un sistema constitucional basado en el reconocimiento de la igualdad legal entre hombres y mujeres. ¿Y nos sorprende la discriminación que tenemos que seguir denunciando los ochos de marzo?


Por elegir un tema de actualidad, el aborto y la ley de Ruiz Gallardón, podemos retroceder 78 años y recordar que la primera mujer que llego a ser ministra en España fue Federica Montseny, que pertenecía a la CNT y a la FAI.

Cuando el 4 de noviembre de 1936, Montseny se integró como Ministra de Sanidad, junto con tres compañeros libertarios más, en el Gobierno del socialista Largo Caballero, todos sabían la trasgresión de las ideas antipoliticistas que estaban llevando a cabo. 

FEDERICA MONTSENY

Era la constatación de que el proceso revolucionario, iniciado en julio de 1936, era una lucha por el poder político y militar; una pugna por controlar las armas y los cambios por ellas favorecidos y por reconstruir un Estado debilitado por la sublevación y el empuje popular. Cuando la CNT (y el resto del Movimiento Libertario) se quiso dar cuenta de que no estaban solos y que la revolución dentro de la guerra dejaba escaso margen para la elección, no les quedo mucha más opción que la que se tomó de participar en el poder.

AMPARO POCH

La revolución estaba, pues, congelada y la participación en el Gobierno Largo Caballero sería breve (hasta mayo de 1937), pero Federica Montseny elaboró un proyecto de Despenalización del Aborto no superado (sino todo lo contrario) 78 años después, en clara demostración de que la historia no siempre avanza hacia adelante sino que tiene retrocesos importantes y, mucho me temo, que éste que vivimos es uno de ellos y muy grave.
Federica Montseny nombró a dos mujeres como auxiliares suyas: a la Dra Mercedes Maestre, de UGT, al frente de Sanidad y a la Dra Amparo Poch de “Mujeres Libres”, y de CNT, al frente de Asistencia Social. 


El Proyecto de Despenalización del Aborto siguió la pauta de la política del Conseller de la Generalitat de Catalunya, también libertario, García Birlán que sí logró que la ley se aprobara en esta Comunidad. Federica Montseny consideró necesaria esta despenalización del aborto afirmando:

La cuestión [estaba] en saber ser madre y
 serlo consciente y voluntariamente.
El neomaltusianismo había sido una corriente que había ejercido una gran influencia en el anarquismo y en los planteamientos de “Mujeres Libres”, Monstseny y García Birlan no hacían sido aplicarlos, juntamente con las preocupaciones higienistas, en este aspecto de sus competencias.

La brevedad de la presencia ministerial de la CNT (ocho meses) y la falta de recursos económicos que un vigilante Negrín, responsable de la cartera de Hacienda, solo quería invertir en la guerra, provocaron que el proyecto no fuera aprobado. Sin embargo, desde el margen, la historia tiene que rescatarlo para enseñarle a un ministro de ideología muy diferente, Ruiz Gallardón, cuál debería ser el criterio para defender la maternidad: saber ser madre y serlo consciente y voluntariamente.


Laura Vicente

sábado, 1 de marzo de 2014

TERESA CLARAMUNT (1862-1931)

Hija de un trabajador textil de ideología republicana y una mujer católica que trabajó mientras pudo hacerlo compatible con la crianza de sus hijos e hijas.
Fue a la escuela hasta los nueve años (según marcaba la Ley Moyano como obligatorio) y empezó a trabajar en el textil con diez años. Fue una “chinche” de fábrica, es decir, una niña que creció en las fábricas. Estas “chinches” tenían fama de malhabladas y rebeldes entre sus compañeros de trabajo, no las querían para casarse y, por ello, preferían las que trabajaban de criadas o en casa.


Conocer a Teresa Claramunt, por su vida y pensamiento heterodoxos, tiene valor más allá de convertir su vida en un mero síntoma del pasado.  El conocimiento de su trayectoria vital hace posible comprobar la adecuación entre lo pensado y lo vivido, y su pensamiento feminista nos permite  situarla dentro del anarquismo y del movimiento de mujeres de la época. Teresa Claramunt es una de las mujeres más unánimemente mencionadas en todos los estudios que hacen referencia a las mujeres rebeldes y pioneras del feminismo español, pero más desconocidas. Fue una heterodoxa porque a lo largo de su vida mostró su disconformidad y desacuerdo con la vida que le tocó vivir. Mostró muy pronto su desacuerdo con el modelo de género al que estaba abocada por ser mujer y su oposición a la explotación que sufría en el trabajo por su condición de obrera. En el contexto del  movimiento anarquista de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, fue capaz de desarrollar una doble conciencia, de clase y feminista.
Fue una pionera, ya que en su tiempo muy pocas mujeres obreras tomaron la palabra para hacerse oír y expresar sus opiniones. Que una mujer anduviera por plazas y caminos propagando ideas era algo excepcional, pero que además hablara como mujer y agitara a favor de la liberación femenina, era no sólo excepcional sino único.

Un día de campo. T. CLARAMUNT a la derecha con paraguas

La postura heterodoxa y rebelde de Claramunt no es representativa de la mayoría de las mujeres obreras, ni siquiera de las mujeres anarquistas conscientes de su época. Pero a pesar de que la vida de Claramunt no tiene la condición de modelo de la mujer obrera de su época, por su excepcionalidad, sí que puede permitirnos percibir algunas pistas en torno al sistema de ideas contra el que se tenían que enfrentar las mujeres que transgredían las normas y valores de género.


La primera vez que leí su nombre fue en un periódico del año 1910 cuando en un mitin en solidaridad con una huelga de obreros, les conmino a hacer una revolución, no sólo social, sino doméstica, que liberara a sus compañeras. Cuando lo leía, sonreía al pensar en la cara de un auditorio masculino escuchando a una mujer hablar de “otra” revolución.

Con la familia Ojeda en Sevilla

Después la busqué y, aunque muy difícil, la encontré… Como si de una aguja en el pajar se tratara, la seguí en sus primeros escritos, en sus primeros actos irreverentes: casarse por lo civil, después dejar a su marido y vivir una relación “libre”, escribir y hablar en público, sus primeras detenciones y encarcelamientos (fue la única mujer juzgada en el Proceso de Montjuïc), la muerte de sus cinco hijos, sus amistades con una espiritista, Amalia Domingo Soler, y una republicana y masona, Ángeles López de Ayala, su enfermedad y sus exilios.

Laura Vicente (2006): Teresa Claramunt. Pionera del feminismo obrerista anarquista. Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo.